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martes, 24 de julio de 2012

Una niña que silenció a la ONU en 5 minutos.

En 1992 esta niña de tan solo 12 años en ese entonces, trató de abrirles los ojos al mundo, y aún pareciera que la siguen ignorando. Este video fue grabado en la Cumbre de Medio Ambiente y Desarrollo: "The Earth Summit", organizada por la ONU en Río de Janeiro, Brasil.
Traducción de los subtítulos:
Hola soy Severn Suzuki, represento a ECO, una organización de niños en defensa del medio ambiente. Somos un grupo de niños canadienses de 12 y 13 años tratando de contribuir: Vanessa Suthe, Morgan Geisler, Michelle Quigg y yo. Todo el dinero que necesitábamos para venir de tan lejos lo conseguimos nosotros mismo para decirles a ustedes, adultos: tienen que cambiar su manea de actuar.
Al venir aquí hoy, no necesito ocultar mi objetivo. Estoy luchando por mi futuro.
No tener garantía sobre mi futuro no es lo mismo que perder una elección o algunos puntos en la bolsa de valores.
Estoy aquí para hablar en nombre de las generaciones que están por venir.
Estoy aquí para defender a los niños con hambre, cuyos pedidos no son escuchados.
Estoy aquí para hablar en nombre de los incontables animales, muriendo en todo el planeta porque ya no tienen dónde ir.
No podemos seguir permaneciendo ignorados.
Hoy tengo miedo de tomar sol, por los agujeros en la capa de Ozono.
Tengo miedo de respirar este aire, porque no se qué sustancias químicas lo están contaminando.
Solía ir a pescar en Vancouver con mi padre, hasta el día que pescamos un pez con cáncer.
Tenemos conocimiento de que animales y plantas están siendo destruidas todos los días y, en vías de extinción.
Durante toda mi vida he soñado con ver grandes manadas de animales salvajes, junglas, selvas tropicales, repletas de pájaros y mariposas. Pero ahora me pregunto si mis hijos van a poder ver todo eso.
¿Ustedes se preocupaban por estas cosas cuando tenían mi edad?
Todas estas cosas pasan bien delante de nuestros ojos y, así mismo, continuamos actuando como si tuviésemos todo el tiempo del mundo, y todas las soluciones.
Soy solo una niña y no tengo las soluciones, pero quiero aclarar que ustedes tampoco las tienen. Ustedes no saben cómo arreglar los agujeros en la capa de Ozono, ustedes no saben cómo salvar los animales de las aguas contaminadas. Ustedes no pueden resucitar los animales extintos. Ustedes no pueden recuperar la flora que un día existió donde hoy es desierto.
Si ustedes no pueden recuperar nada de eso, entonces, por favor, paren de destruir.
Aquí ustedes son los representantes sus gobiernos, hombres de negocios, organizadores, periodistas o políticos. Pero en realidad, son madres y padres, hermanos y hermanas, tíos y tías, y todos también son hijos.
Soy sólo una niña pero sé que todos pertenecemos a una familia de 5 billones de personas y sobre todo 30 millones de especies compartiendo el mismo aire, el mismo agua, y el mismo suelo. Ningún gobierno, ninguna frontera podrá cambiar esta realidad.
Soy sólo una niña pero sé que ese problema nos alcanza a todos y deberíamos actuar como si fuésemos un único mundo con un único objetivo.
A pesar de mi ira, no estoy ciega, a pesar de mi miedo, no tengo miedo de decirle al mundo como me siento.
En mi país generamos tanto desperdicio, compramos y tiramos, compramos y tiramos. Y en los países del norte no comparten con quienes lo necesitan, hasta cuando tenemos más que suficiente, tenemos miedo de perder nuestras riquezas, miedo a compartirlas.
En Canadá, tenemos una vida privilegiada, con abundancia de alimentos, agua y hogares. Tenemos relojes, bicicletas, computadoras y televisión.
Hace dos días, aquí en Brasil, nos sorprendió cuando estuvimos con niños que viven en las calles. Oigan lo que una de ellos nos contó:
“Me gustaría ser rica, y si pudiese, les daría a todos los niños de la calle alimentos, ropa, remedios, hogar, amor y cariño.”
Si un niño de la calle que no tiene nada desea compartir, ¿por qué nosotros, que tenemos todo, seguimos siendo tan mezquinos?
No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, y que en el lugar donde nacimos hay una gran diferencia. Yo podría ser alguno de aquellos niños que viven en las favelas de Río. Podría ser una niña hambrienta de Somalía. Una víctima de guerra en Medio Oriente. O una indigente de India.
Soy sólo una niña, y todavía así sé que si todo el dinero que gastan en guerras, fuese utilizado para terminar con la pobreza, para buscar soluciones para los problemas ambientales, que maravillosa sería la Tierra.
En la escuela, desde el jardín de infantes ustedes nos enseñaron a comportarnos bien. Ustedes nos enseñaron a no luchar con los otros. Resolver bien las cosas. Respetar a los otros. Organizar nuestros líos. No Lastimar otras criaturas. Dividir y no ser mezquinos.
¿Entonces por qué ustedes hacen justamente lo que nos enseñaron a no hacer?
No olviden el sentido de asistir a estas conferencias. Y para quién hacen esto.
Véannos como a sus propios hijos. Ustedes están decidiendo en qué tipo de mundo vamos a crecer.
Los países deben ser capaces de consolar a sus hijos diciéndoles: “todo va a estar bien”, “estamos haciendo lo mejor que podemos”. Pero no creo que puedan decir eso.
¿Estamos aunque sea en su lista de prioridades?
Mi padre siempre dice: “Eres lo que haces, no lo que dices”.
Bien, lo que ustedes hacen, es hacernos llorar de noche. Ustedes adultos nos dicen que nos aman. Yo los desafío, por favor, hagan que sus acciones se reflejen en sus palabras. Gracias.

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